Una carta para la mujer que me ayudó en todo momento. Cuando estaba al borde de la destrucción ahí estaba ella. Al lado mío y al otro lado del teléfono. Una carta para la que hoy cumple un año más de vida y la que ahora es inmortal. Ella ha alcanzado la inmortalidad absoluta. Esto va para ti. ¡Feliz cumpleaños, mi amor!


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Dios abrió su corazón. Sacudió su mano, tomó el universo como arpa y naciste tú. Marcó el tiempo, tronó los dedos y de un suspiro naciste tú. Naciste tú del todo y no de la nada. Naciste tú como producto del amor de tus padres. Naciste tú para marcar la pauta de la alegría en tu núcleo familiar.

Naciste tú para darle color a este desalmado túnel de atrocidades llamado vida. Abriste tus ojos por primera vez un 14 de Marzo de 1997. El primer sonido fue tu llanto armonioso, aquel lloriqueo para decir “sí, estoy viva”. Bendito el primer llanto que soltaste. Aquel sonido que simplifica el inicio de tu existencia.

Tu voz es capaz de penetrar toda roca dura impregnada en el camino de tu destino. Tu voz es capaz de viajar más rápido que la velocidad de la luz, tu voz, ni siquiera, puede ser atrapada ni por el mismísimo agujero negro. Tu voz escapa de toda atracción. Nadie succionará tu aullido de una mujer empoderada.

Naciste tú con la misión de enfrentarte al infortunio destino. Naciste para que seas invencible. Naciste tú para que eleves tus alas, tomes impulso y vueles hacia la felicidad absoluta. Es en ese lugar donde te encuentras ahora mismo. Es en ese lugar donde partiste ya hace 8 meses.

Mi amor, eres inmortal desde hace 8 meses. Estás en los cielos como una estrella que brilla fuerte y potente. Estás en la cima de todos. Nadie podrá perturbar tu tranquilidad. Estás allá arriba observando todo y cuidándonos a todos. Allá arriba, por ahora inalcanzable.

Déjame honrarte a ti y a tu memoria infinita que hoy está presente conmigo. Tú desde lo más alto, yo desde el suelo. Tú desde la eternidad, yo desde la mortalidad. Déjame honrarte a ti y al poco tiempo que estuvimos juntos. Te honro a ti y a todo lo hermoso que surgió entre nosotros. 

Te honro porque es muy fácil hacerlo, pero demasiado difícil asumirlo. Y es que el lío de todo esto es asumir que ya no estás aquí. Solo me queda observarte desde el recuerdo y llamarte con el pensamiento. Dos factores que ya se han convertido en una rutina diaria. Pero, que de alguna u otra forma me hacen sentir más cerca de ti.

Hoy es tu cumpleaños, el primero sin tu presencia física. Hoy habrá recuerdos del pasado que atraviesan nuestro presente. Elevaré mi mirada al cielo y con una sonrisa retratada en mi rostro te diré que todo está bien. Con una mirada al cielo para recordar todo lo que nos decíamos. Déjame decirte que Dios es un afortunado, hoy pasará tu cumpleaños al costado tuyo mi amor. Hay una envidia sana, quién como él que puede seguir disfrutando de ti hasta la eternidad. Cuando lo veas háblale de mí para que también me proteja como tú lo vienes haciendo conmigo.

Hoy que estás ausente te abrazo a mi mente. Te abrazo con mi pensamiento. Te llamo con mi recuerdo. Y te amo desde lo más profundo. Todo eso te lo entrego. Ese sentimiento puro y sincero, sin miedos y sin dudas. No dudo el tenerte a ti. 

El mejor regalo de cumpleaños que te puedo entregar es el tenerte en mi cabeza todo el día. Es tenerte en mi pensamiento, en mis sueños y en mis metas. No hay mejor regalo que el tenerte viva dentro de mí. El sentir que tú estás conmigo y yo estoy contigo. No necesitamos un contacto físico para saber que estás a mi lado.

Día a día. Noche tras noche. Ambos pegados al celular. Tú a más de 100 km de distancia, yo pegado al auricular para escuchar tu voz. Desde ahí empezó todo y nunca terminó. Yo solo quiero que tú estés bien allá arriba. Dejaste una huella en mí y eso no lo borrará nadie. Eres tú y siempre serás tú. Que tu alma descanse eternamente. Mi amor, llevaré tu memoria conmigo hasta el final de los tiempos. Te amo Yeslin, no lo olvides.